16 agosto, 2015

Las redes sociales, pequeños bocaditos de bilis

Antes eso no pasaba, antes la única forma de desahogarnos, de decir lo que realmente pensamos, lo que queríamos que todo el mundo supiera, lo que debía saberse, eran, como mucho, las cartas al director de los periódicos, tribuna bastante despoblada esa, tribuna en la que aparecer era relativamente sencillo, pero en la que no era nada fácil conseguir notoriedad para la causa por la que se luchaba. Antes sólo nos quedaba la barra de un bar para soltarnos, para decir todo lo que queríamos expresar, con insultos o exabruptos, pero quedarnos descansando. Hoy, esa función la hacen las redes sociales, a gran escala, a cañonazos...



La verdad es que internet y la web 2.0 han cambiado todo, pero aún más la forma de expresar las opiniones, su difusión (instantánea a lo largo del mundo si tenemos suerte, viral o con un boca a boca de progresión geométrica como si de una red neuronal se tratase), incluso la gran facilidad para contrastar datos y conseguir ser incluso más precisos que cualquier redactor de periódico de los 80 ó 90. Bueno, quizá hoy en día pocos quieren ser precisos, pues preferimos sólo leer lo que refuerza nuestra opinión, lo que soporta nuestras normalmente alienadas teorías, cabezonerías o sectarismos... problema gordo este, que hace que en la era de la información y la comunicación, cada vez sea más difícil enterarse de qué pasa realmente, de quién lleva realmente la razón, pues tantos datos casi nos abruman y nos subliman los sentidos, y al final efectivamente nos acabamos quedando en la anécdota, que tanto daño hace. Como ejemplo paradigmático, los propios telediarios, que ya sólo se quedan en la superficie, ante la insultante superioridad de las redes, donde la capacidad de análisis siempre puede ser mayor, pero donde al final la información nos acaba llegando en unas pocas líneas, o aún peor, en poco más de 100 caracteres, que suelen incluir un enlace, enlace que pocos leen, y los pocos que pinchan en ellos, leen por encima, sin realmente entender lo que leen o incluso interpretándolo a favor de su opinión, cuando el artículo dice justo lo contrario...

Triste mundo desinformado el que nos esperan, donde nadie quiere pararse 5 minutos a contrastar nada, dónde eso no merece la pena, y donde dejamos todo nuestro saber en manos de cuatro analfabetos que sólo repiten noticias como papagayos, sin siquiera plantearse nada al respecto, llámense papagayos anónimos o llámense agencias de noticias, que esas, aun echándole la culpa a los becarios, cada vez tienen menos que decir, pues se parecen cada vez más a las denostadas por ellos redes sociales.

Ahora no hay tiempo para profundizar, pues mientras nos paramos sólo un par de minutos a buscar más información, ya han salido otras cinco noticias más que comentar, que desgranar sacándoles un solo grano que seguramente sea el equivocado, así que no hay segundos que perder.

En este nuevo mundo ha surgido gran cantidad de gente que se cree que los demás tuiteros o internautas en general les leen, que les toman en consideración, se creen narcisistas incluso, altos portavoces de alta tribuna, gurús flautistas de Hamelin que expulsan bilis desde su secta, desde su bando, odiando al enemigo como si no hubiera un mañana, uniéndose a todas las causas que puedan tener causas rivales, sin grises ni tonalidades intermedias, sólo negros y blancos, sólo insultos y ridiculizaciones a sus semejantes que no piensan igual, sólo chistes malos, sólo malas bromas sarcásticas y malencaradas que les hacen pensar que todo el mundo les ríe cual monologuistas, pero en general no suelen dar más que pena, por estar tan ciegos y tan alejados de un simple planteamiento crítico, que les queda ya demasiado lejos. Diríamos o podríamos decir que toda esa gente está ya completamente perdida, que no merece la pena ni es posible encauzar, y sí, no nos queda otra que reconocerlo, son ya toda una generación perdida en su propia alienación, en su propio pensamiento único de dentro del partido, de la secta. Curioso aún más es que ellos son los que más propugnan el pensamiento libre, la libertad, la igualdad, la fraternidad y todos esos conceptos que para nada siguen, que para nada cumplen en sus actos... raro es todo.



Así, yo desde fuera me río y me parto cual naranja mondarina, de esas mandarinas que se mondan de risa, pues lo mismo veo gente que toda publicación en Facebook va dirigida a ridiculizar a los de izquierdas, ya sea por algún antepasado franquista, por algún desfalco millonario, por alguna relación con bandas terroristas o dictaduras del proletariado; y por otro lado veo otros que sólo publican viñetas contra el gobierno actual, de derechas, sobre sus continuos robos, sobre su relación con franquistas, sobre su leve reconocimiento de los LGTB y nula inclinación a permitir abortos, eutanasias y total liberalización de todo lo existente. A la misma vez veo gente que critica a muerte a los que siguen determinada religión, normalmente la católica, y por otro lado veo a los católicos ensalzando lo suyo. Son gente que no publica otra cosa, como si pensara que al hacerlo, todos sus seguidores, amigos o como porras se llamen, automáticamente se "convertirán" a su religión.

La gracia que me hace es que pocos ven la paja en el ojo propio, y sólo ven una viga de 2 metros de diámetro en el ajeno, que buscan agujas en pajares, cuando es mucho más fácil que entre un camello por el ojo de una aguja que una soga llamada kamelos en el reino de los cielos, porque ya se sabe que las sogas no tienen alma, en fin, perdónenme el desvarío, pero todos tenemos derecho a ello.

Y sigo: te encuentras detractores de los toros, que todo el rato insultan a los taurinos, se mofan de toreros heridos casi deseándoles la muerte, y a la vez no dicen nada cuando se mata animales de forma cruel para que ellos coman su carne. Veo catalanes que no saben nada de historia y sólo hablan de cosas extrañísimas, a la misma vez que otros no catalanes se mofan de ellos y se arma un escandaloso lío. Veo madridistas que sólo hablan del Barcelona, y que todo el rato están diciendo lo grande que es su club pese a que le faltan los títulos, veo otros del Barcelona que no se dan cuenta de que la grandeza de su club les queda lejos, allá en Cataluña, donde los aficionados de fuera de su comunidad les importan un pepino.



A todos les diría: ¿es que los contrarios a ti nunca hacen nada bueno? Y ellos me dirían: en efecto, todo lo que hacen los madridistas es malo, el Barcelona nunca juega bien y siempre roba los partidos, el PSOE son todos unos ladrones y jamás han hecho una ley buena, y el PP igual. España ens roba, y Cataluña son todos unos borregos adoctrinados que jamás tienen razón en nada de lo que dicen, los toros deberían desaparecer de la faz de la tierra, y el toro no sufre el menor maltrato en la plaza, y así sucesivamente.

Mientras, yo, desde mi sillón, no puedo hacer más que reírme con ellos, cómo no, porque todos tienen mucha gracia. Lástima que no llegue el día en que por arte de magia, todos cambien por una semana de idea, todos a la contraria, y veríamos exactamente la misma defensa a ultranza, los mismos exabruptos, la misma encarnizada lucha de pareceres contrarios, porque así somos, porque así es el ser humano, así que no nos queda otra que reírnos, mientras otros expulsan toda la bilis que les queda...

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