15 enero, 2018

Cuando no recuerdas haber hecho algo...

"Señor juez, eso es incierto, no recuerdo haber hecho nunca un ..."

Esta frase puede parecer la típica mentira que todos soltamos delante de un juez a petición de nuestro abogado, como clara estrategia de defensa, y ejercitando nuestro derecho a no declarar en nuestra contra.  El jurado pensará que estamos mintiendo, lógicamente, pero... ¿y si realmente no lo recordamos? ¿Puede nuestra mente olvidar adrede un hecho tan importante? Pues sí, es un tipo de memoria selectiva, y a veces pasa.

Otro tema es el de cuando nosotros mismos nos hemos autoconvencido de no haber hecho algo, o incluso de haberlo hecho, a base de pensarlo, induciendo ese mismo pensamiento en nuestro cerebro. Es el caso de algunos malhechores que incluso son capaces de pasar un detector de mentiras diciendo mentiras que se han auto-inducido, que su propio cerebro ya se ha creído totalmente, por lo que el polígrafo no es capaz de detectar cambio fisiológico alguno en el curso, y por tanto les acepta esa mentira.

¿Y qué pasa cuando realmente es que no nos acordamos porque tenemos mala memoria, sea de hechos importantes o de hechos insignificantes? No, no es que haga falta tener una memoria eidética como algunos superdotados, que recuerdan cualquier detalle de los que les han acontecido a lo largo de los años, pero sí es cierto que hay personas más detallistas con los recuerdos, con las fechas, olores, sabores, lugares, marcas de coche o quién sabe, siempre siendo clave la orientación de cada uno, los gustos, las inclinaciones, para recordar una cosa u otra.

Todos conocemos gente que nada más conocer a una persona se quedan con su perfume, con su marca de coche o con su nombre simplemente, y otros a los que eso nos cuesta mucho más, ya sea porque nos importa poco el coche que cada uno tenga, porque no tenemos buena memoria olfativa o porque nos cuesta un poco asociar nombres con caras, pese a que podamos tener buena memoria fotográfica, quién sabe.

Recuerdo hace unos días que en un juicio al que asistí había una persona que tenía la clave para que el acusado tuviera una coartada fiable y segura, diría que definitiva. El problema es que ese testigo no recordaba para nada el momento en el que tuvo lugar la coartada, por lo que aun sabiendo que seguramente podía declarar a favor del acusado (que estaba acusado sin fundamento alguno gracias a esa coartada clara), no podía dar detalle alguno. Por desgracia, a pesar de haber vivido algo hace solo un año, lo había olvidado por completo, y fue gracias a que yo recordé que efectivamente habían estado juntos, que el acusado pudo salvarse (aunque con algún cargo en su contra igualmente). En cualquier caso, fue curioso, porque yo que les había visto sí lo recordaba, pero el testigo no podía confirmarlo, su memoria se había ido completamente, por considerar trivial el asunto en ese momento, suerte que yo pude recordarlo.

Digo esto, porque revisando las búsquedas de "elije-elige" en internet, por casualidad di con un blog (http://ojosortograficos.blogspot.com.es/2009/11/es-correcto-elije-o-elige.html) en el que se ve que yo mismo había hecho un comentario hace 6 años, y que ¡no recuerdo para nada! De hecho pensé que era otro el que lo había hecho, hasta que me fijé bien en que fui yo, era mi usuario...



La verdad es que el cerebro a veces nos juega malas pasadas, y en este caso, si de mí hubiera dependido (y en principio tengo buena memoria) para algo que yo recordara haber hecho ese comentario, apañados íbamos...  Y pienso en cuántas cosas habremos hecho en el pasado, buenas o malas, en la red o fuera de ella, de las que no nos acordamos ya en absoluto, y por supuesto, y por qué no, tengo mucho miedo... 

Seguro que en unos años ni yo ni nadie recordará este post, y entonces el miedo volverá... suerte que no dijera ningún disparate del que me pudiera arrepentir. ¡Voten por Trump!

No hay comentarios: